domingo, 9 de septiembre de 2012
Letreros vistosos y potentes se desplazan impacientemente acompañados por música inapacible, en cierto punto me generan desespero quiero que acaben rápido.
Así empieza Enter the Void, de Gaspar Noé el cineasta argentino, que me genera no se que, no se trata de su brillantés sino mas bien de un rayón algo interesante que tiene. Todo se desenvuelve en Tokio entre drogas y colores neón, visceral, los personajes son masas de carne drogadicta y putas a la que difícilmente uno se apega, el resto, orientales esos seres fabricados en seria y a bajo precio, en una ciudad de estrechas circulaciones y grandes rascacielos (Joder en dónde han nacido, eso es lo que decimos al ver un país de mierda, el nuestro es menos malo).
Oscar es asesinado por la policía, y es ahí dónde comienza su divagar por The VOID, un mundo vacío, egoísta, carnal y psicdélico como sus pases, Un mundo al que siempre va a pertenecer, el círculo nunca se acaba, el placebo es infinito.
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